La castración de una gata es un procedimiento quirúrgico que se realiza para eliminar los órganos reproductivos de la hembra. Se trata de una operación relativamente sencilla y segura, que suele tener un buen resultado y que permite que la gata viva una vida larga y saludable. Sin embargo, antes de tomar la decisión de castrar a una gata es importante tener en cuenta algunos aspectos.
Una de las principales razones para castrar a una gata es evitar que se reproduzca. Si la gata no está castrada, es probable que tenga cachorros en algún momento de su vida. Esto significa que habrá más gatos en el mundo, lo que puede ser un problema, sobre todo si no hay suficientes hogares para todos. También es importante tener en cuenta que los cachorros requieren mucha atención y cuidado, y que puede ser difícil encontrar personas dispuestas a adoptarlos. Por tanto, evitar la reproducción es una forma de ayudar a los gatos que ya existen.
Otra razón para castrar a una gata es evitar que se comporte de manera agresiva o territorial. Las hormonas sexuales pueden hacer que las gatas sean más propensas a luchar o a marcar su territorio mediante el orín. Esto puede ser especialmente problemático si la gata vive en un lugar donde hay otros gatos, ya que puede provocar peleas y heridas. La castración suele reducir o eliminar este comportamiento.
Además, las gatas castradas tienen menos probabilidades de desarrollar ciertas enfermedades, como el cáncer de ovario o de útero. Esto es debido a que la castración elimina los órganos reproductivos, que son los que pueden desarrollar estas enfermedades. Por tanto, la castración puede ser una forma de proteger la salud de la gata a largo plazo.
En general, la castración de una gata es un procedimiento seguro y relativamente sencillo. Suele tener un buen resultado y permite que la gata viva una vida larga y saludable. No obstante, antes de tomar la decisión de castrar a una gata es importante tener en cuenta todos los factores involucrados.
Después de castrar a un gato macho, este no volverá a tener ganas de copular. No obstante, mantendrá sus instintos de cazar y proteger su territorio. Otra de las consecuencias de la castración es que el gato empezará a engordar, por lo que habrá que controlar su alimentación para que no se ponga demasiado gordo.
Otro cambio que se produce es que el gato deja de marcar su territorio orinando en los sitios que había elegido. Aunque algunos gatos marcan su territorio frotándose contra los muebles o contra otros objetos, la orina es el principal método de marcaje utilizado por los gatos machos.
La castración supone un cambio hormonal en el gato, que se traduce en una menor agresividad. Esto es especialmente beneficioso si el gato macho es agresivo con otros gatos, lo cual puede ser muy peligroso, ya que puede provocar heridas graves.
Algunos gatos machos castrados pueden llegar a ser más cariñosos y apegados a sus dueños, ya que no están tan concentrados en marcar su territorio y en copular. Esto no es un cambio general, ya que cada gato es un individuo y tiene su propia personalidad, pero es un cambio que se produce en algunos gatos.
Una gata recién castrada necesita tiempo para recuperarse de la cirugía. No debe saltar, trepar o hacer ejercicio. También necesitará un lugar tranquilo y cálido para descansar. No debe comer o beber durante las primeras 4 horas después de la cirugía. Después de 4 horas, puede darle a su gata un poco de agua tibia. Si su gata vomitó durante la cirugía, esperará 8 horas para que coma.