Un recién nacido puede tener gases malolientes debido a la lactancia. Si usted es una madre que amamanta, es posible que note que su bebé tiene gases malolientes después de tomar el pecho. Esto es completamente normal y ocurre porque el bebé está mamando más aire que leche. La forma de evitar que el bebé tome aire durante la alimentación es asegurarse de que está bien posicionado. El bebé debe estar en una posición semi-incorporada y la cabeza debe estar más alta que el cuerpo. También debe asegurarse de que el pezón esté bien centrado en la boca del bebé y no esté muy profundo. Si el bebé está tomando aire, se sentirá más pesado en el pecho y podrá escuchar un sonido "chasquido" mientras mama. Una vez que el bebé está posicionado correctamente, debería poder mamar sin problemas.
Otra causa común de gases malolientes en bebés es la fórmula. Si el bebé está tomando fórmula, es posible que la fórmula no se esté mezclando correctamente. Mezclar la fórmula debe hacerse cuidadosamente siguiendo las instrucciones del fabricante. Si no se mezcla correctamente, la fórmula puede ser demasiado espesa y causar gases y cólicos. También es importante asegurarse de que la fórmula esté completamente diluida antes de dársela al bebé. Si la fórmula no está diluida, también puede causar gases y cólicos.
Los cambios en la dieta de la madre también pueden causar gases en el bebé. Si usted está amamantando, debe evitar los alimentos que causen gases, como los alimentos fritos, los alimentos grasos, la leche entera, el café, el chocolate y las bebidas gaseosas. También debe evitar darle al bebé leche de vaca si tiene menos de un año de edad. Si el bebé está tomando fórmula, debe hablar con el pediatra acerca de cambiar la fórmula si el bebé está teniendo problemas con gases.
Los cambios en el estilo de vida también pueden ayudar a reducir los gases en el bebé. Asegurarse de que el bebé está bien posicionado durante la alimentación y la siestas, y evitar que el bebé se duerma en el estómago, puede ayudar a reducir los gases. También es importante mantener una buena higiene, especialmente después de que el bebé haya hecho un cambio de pañal. Asegurarse de que el área del pañal esté limpia y seca puede ayudar a prevenir las infecciones y los gases.
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