La castración de un gato es una operación quirúrgica en la que se extirpa el ovario y/o el testículo. Se realiza con el fin de modificar el comportamiento del animal, especialmente en lo que respecta a la marcación de territorio y el celo. Aunque en ocasiones se puede llevar a cabo en gatos de cualquier edad, se recomienda hacerlo en los machos cuando son cachorros o, como mucho, a los seis meses de edad. En el caso de las hembras, la castración se suele realizar alrededor de los nueve meses de edad.
La castración es una operación relativamente sencilla que se realiza bajo anestesia general. En el caso de los machos, se extirpa el testículo derecho, ya que suele estar más accesible. En el caso de las hembras, se suelen extraer los dos ovarios y el útero. La operación dura entre 20 y 30 minutos y el gato suele recuperarse en unas pocas horas. Aunque en algunos casos puede haber un pequeño sangrado, es muy raro que se produzcan complicaciones.
Después de la castración, el gato debe permanecer en observación durante unas horas para asegurarse de que no hay complicaciones. Se le administrará analgésicos para controlar el dolor y, en algunos casos, se le colocará un collar elástico para evitar que se lamiera la herida. El gato debe permanecer en casa durante unos días para que se recupere de la anestesia y se eviten complicaciones. Aunque la mayoría de los gatos se recuperan sin problemas, es importante que acudas al veterinario si observas cualquier signo de enfermedad.
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