En primer lugar, se debe encontrar una fuente de hierba de gato. Estas pueden ser compradas en la mayoría de los grandes almacenes o en tiendas especializadas. Asegúrese de que la hierba de gato esté etiquetada como segura para los gatos.
Una vez que se haya encontrado una buena fuente de hierba de gato, se debe plantar en una maceta o jardinera. Asegúrese de que el tamaño de la maceta o jardinera sea adecuado para el tamaño de la planta. La hierba de gato necesita mucho espacio para crecer.
La mayoría de las hierbas de gato prefieren un ambiente soleado. Sin embargo, algunas hierbas de gato pueden tolerar un poco de sombra. Es importante leer las etiquetas para asegurarse de que se está plantando la hierba adecuada para el lugar en el que se va a cultivar.
La mayoría de las hierbas de gato son fáciles de cultivar. No necesitan mucho cuidado, pero es importante asegurarse de que se riega con regularidad. La hierba de gato también necesita fertilizante para mantenerse saludable. La mayoría de las hierbas de gato son bastante tolerantes a la sequía, pero es importante asegurarse de que no se les da una dosis excesiva de agua.
Una vez que la hierba de gato haya comenzado a crecer, es importante cortarla regularmente. Esto ayudará a mantenerla delgada y evitará que se vuelva amarilla y leñosa. La hierba de gato también debe ser fertilizada con regularidad para ayudarla a seguir creciendo.
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