Desde que tengo mi gato, hace unos 5 meses, noté que come poco. Al principio pensé que era normal, que aún no se había acostumbrado a su nuevo hogar y que, con el tiempo, iría comiendo más. Pero, pasado un tiempo, seguía igual o incluso comía menos.
La verdad es que me preocupaba un poco y, aunque en Internet encontré muchas razones posibles por las que un gato puede comer poco, preferí acudir al veterinario.
El veterinario, tras examinar a mi gato, me dijo que no estaba enfermo y que lo que le ocurría era que tenía hambre. No me lo podía creer. Mi gato tenía hambre y yo no me había dado cuenta.
La solución fue sencilla: aumentar la cantidad de comida que le daba cada día. Ahora mi gato come un poco más y está mucho más animado y contento.
Así que, si tu gato come poco, no te preocupes demasiado, quizás solo tenga hambre.
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