Aunque limpiar las orejas de tu perro puede parecer una tarea difícil, en realidad es muy sencillo. Lo primero que necesitas hacer es reunir todos los materiales necesarios. Necesitarás una toalla, una botella de suero fisiológico, unas gasas y unas bolas de algodón. Si no tienes suero fisiológico, puedes usar agua tibia limpia.
Una vez que hayas reunido todo lo necesario, pon a tu perro en una superficie elevada, de modo que puedas acceder fácilmente a sus orejas. Si es necesario, pide a alguien que te ayude a sujetarlo. A continuación, satura una gasa con suero fisiológico o agua tibia y limpia suavemente la parte exterior de sus orejas. No te olvides de limpiarlas por debajo de la ruedecilla.
Una vez que hayas terminado de limpiar la parte exterior de sus orejas, satura una bolita de algodón con suero fisiológico o agua tibia. Luego, inserta la bolita de algodón en la entrada de su oído y gira suavemente. Esto ayudará a eliminar cualquier cera o suciedad que se haya acumulado en el interior de su oído. Por último, sácala y limpia la bolita de algodón con una gasa.
Limpiar las orejas de tu perro de esta manera ayudará a prevenir la acumulación de cera y la formación de infecciones. Si observas que tu perro tiene cera en sus orejas o que están inflamadas, es posible que necesite ir al veterinario. Sin embargo, si limpias sus orejas de forma regular, es poco probable que tenga este tipo de problemas.
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