Las almohadillas de los gatos están sujetas a mucho desgaste, ya que pasan la mayor parte del día caminando y saltando. Debido a esto, es común que los gatos tengan grietas o desgarros en sus almohadillas. Aunque a menudo se pueden curar por sí mismas, las grietas profundas o los desgarros pueden requerir tratamiento médico. Las almohadillas de los gatos están llenas de glándulas sudoríparas, que producen líquido sudoríparo. Este líquido contiene proteínas y sales, que ayudan a mantener las almohadillas hidratadas y protegidas. Las glándulas sudoríparas también producen un aceite protectivo, que evita que las almohadillas se sequen y se agrieten. Sin embargo, si las glándulas sudoríparas no funcionan correctamente, las almohadillas se pueden secar y agrietar. Las almohadillas también se pueden dañar si el gato camina sobre superficies ásperas o filosas, o si tiene una infección. Los gatos también tienen garras, que pueden dañar las almohadillas si el gato se rasga o se rasca. Las almohadillas también se pueden dañar si el gato camina sobre superficies ásperas o filosas, o si tiene una infección. Si el gato tiene grietas o desgarros en sus almohadillas, es importante buscar tratamiento médico lo antes posible. Las grietas profundas o los desgarros pueden ser dolorosos y infectados. El tratamiento médico puede incluir limpieza de la herida, aplicación de una pomada antibiótica y, en algunos casos, cirugía.
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