A menudo se cree que los gatos en celos son un mito, pero los expertos en comportamiento animal están de acuerdo en que las gatas celosas son una realidad. El celo en las gatas es una respuesta natural a la presencia de otra gata en su territorio. Aunque el celo es más común en las gatas que en los gatos, los gatos machos también pueden mostrar signos de celos si sienten que su territorio está siendo amenazado.
Los signos de celos en las gatas pueden incluir maullidos excesivos, agresividad, marcaje de territorio y distancia social. Los gatos celosos pueden volverse obsesivos con la limpieza y aseo personal, y pueden tener cambios en el apetito o el sueño. Si una gata está en celo, puede que no quiera acercarse a otras gatas o incluso a los humanos.
En la naturaleza, el celo en las gatas es un mecanismo de supervivencia. Las gatas celosas están más alerta y dispuesta a luchar por su territorio, lo que les da una mayor probabilidad de sobrevivir y reproducirse. Sin embargo, en el mundo de los humanos, el celo puede ser un problema para las gatas y sus dueños.
Si tu gata está en celo, puedes tratar de aliviar sus síntomas con medicamentos hormonales o, si la gata es esterilizada, puedes tratar de mantenerla alejada de otras gatas. También puedes tratar de mantenerla ocupada con juguetes interactivos y actividades para evitar que se obsesione con la limpieza y el aseo.
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