Los gatos son unos de los animales más populares en todo el mundo y, sin duda, unos de los más queridos por los amantes de los animales. Aunque son pequeños, estos animales domésticos son muy inteligentes y tienen una personalidad única. A continuación, te presentamos algunas curiosidades sobre los gatos domesticos que, sin duda, te sorprenderán.
Los gatos no son tímidos. Aunque a veces parezca que son tímidos o incluso un poco miedosos, en realidad, los gatos no son así. Lo que pasa es que son animales muy sensibles y esto hace que se comporten de manera diferente a los perros o a otros animales domésticos. Por ejemplo, si hay ruido o si hay mucha gente, los gatos pueden llegar a sentirse intimidados y, por lo tanto, se esconden o se alejan de la situación.
Los gatos no tienen pulmones. Aunque parezca increíble, los gatos no tienen pulmones, sino que tienen algo llamado “aleta”. Esto quiere decir que no pueden respirar por la boca, sino que tienen que respirar por la nariz. De hecho, si un gato tiene algún problema en las aletas, puede llegar a morir asfixiado.
Los gatos no tienen glándulas sudoríparas. A diferencia de los humanos y de otros animales, los gatos no tienen glándulas sudoríparas, por lo que no sudan. Sin embargo, esto no significa que no puedan enfriarse, ya que tienen otras maneras de bajar la temperatura corporal, como lamerse o respirar rápidamente.
Los gatos no siempre caen de pie. Aunque se cree que los gatos siempre caen de pie, esto no es del todo cierto. Lo que pasa es que estos animales tienen una gran capacidad para orientarse y, además, tienen una columna vertebral muy flexible, lo que les permite caer de pie la mayoría de las veces. Sin embargo, no siempre lo consiguen y, en algunas ocasiones, pueden caer de lado o de espaldas.
Los gatos no siempre tienen las uñas limpias. Aunque parezca que los gatos siempre tienen las uñas limpias, esto no es del todo cierto. Lo que pasa es que estos animales tienen una gran capacidad para orientarse y, además, tienen una columna vertebral muy flexible, lo que les permite caer de pie la mayoría de las veces. Sin embargo, no siempre lo consiguen y, en algunas ocasiones, pueden caer de lado o de espaldas.
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