Castrar a un gato es una forma de controlar la población de gatos. Aproximadamente el 60% de los gatos son machos. Si no se castran, estos gatos pueden tener hasta cinco o seis camadas de gatitos por año. Al castrar a un gato macho, se evita que impregnen a las gatas, lo que reduce significativamente el número de gatitos nacidos en un año.
Además de controlar la población de gatos, la castración tiene muchos otros beneficios para la salud de tu gato. Los gatos castrados viven más que los no castrados. Esto se debe a que los gatos machos no castrados tienen un mayor riesgo de enfermedades, como el cáncer de testículos o el cáncer de próstata. Los gatos castrados también tienen menos probabilidades de enfermedades del tracto urinario, como la infección del tracto urinario.
Otros beneficios de la castración de gatos machos incluyen el hecho de que los gatos castrados orinan menos (porque no están marcando su territorio), son menos propensos a escapar de casa (porque no están buscando gatas) y son menos agresivos (porque no están luchando por el territorio o las gatas).
La castración de gatos es un procedimiento médico relativamente sencillo que se puede realizar en la mayoría de los veterinarios. Se recomienda castrar a los gatos machos a la edad de 4 a 6 meses. Sin embargo, los gatos mayores también se pueden castrar con seguridad y beneficio.
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