Los gatos necesitan ingerir arena para ayudar a procesar el pelo que ingieren al limpiarse. La arena se aloja en el estómago del gato y actúa como una especie de lavadora, eliminando el exceso de pelo del estómago del gato. Sin embargo, a veces los gatos ingieren más arena de la necesaria, lo que puede causar problemas de salud.
Si un gato ingiere demasiada arena, puede desarrollar una condición denominada constipación. La constipación ocurre cuando la arena se acumula en el estómago del gato y forma una masa dura que el gato no puede expulsar. Esto puede causar vómitos, pérdida de apetito y, en algunos casos, obstrucción intestinal. Si no se trata, la obstrucción intestinal puede ser fatal.
Otro problema relacionado con la ingesta excesiva de arena es la formación de cálculos en la orina (litiasis urinaria). Los cálculos en la orina son pequeñas piedras que se forman en la orina del gato cuando los minerales se cristalizan. Los cálculos en la orina pueden causar dolor y malestar al gato, y en algunos casos pueden bloquear el tracto urinario, lo que es muy doloroso. Si tu gato padece cálculos en la orina, es importante llevarlo al veterinario para que lo evalúe y le recete el tratamiento adecuado.
Para evitar que tu gato ingiera demasiada arena, asegúrate de limpiar la bandeja de arena con frecuencia y de proporcionarle una dieta equilibrada. Si tu gato parece estar teniendo problemas para eliminar la arena, o si tiene vómitos o pérdida de apetito, consulta a tu veterinario.
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