Los egipcios adoraban a numerosos dioses y diosas en forma de animales. Uno de los más populares era Bastet, la diosa gato. En los últimos años de la época del Antiguo Egipto, bastet era adorada casi exclusivamente como una gata, aunque originalmente había sido representada como una mujer con cabeza de gato o como una gata con cuerpo de mujer. Bastet era hija de Ra, el dios del sol, y de Isis, la diosa de la magia y la protección.
Bastet era la diosa de la protección de la casa, la familia y el hogar. Se la consideraba protectora de los niños y de la salud, y se le pedía ayuda para curar enfermedades. También era la diosa de la maternidad y la fertilidad, y se le pedía ayuda para concebir hijos. En algunas versiones de la historia, bastet era la esposa de Anubis, el dios chacal.
La gata era el animal sagrado de bastet, y se pensaba que poseía poderes mágicos. Las gatas eran tratadas con gran respeto en Egipto, y se les permitía vivir libremente en templos y casas. Se creía que matar a un gato era un crimen grave, y que podía llevar a la muerte. Cuando un gato moría, su dueño lo envolvía en un lienzo y lo enterraba en un cementerio especial de gatos, donde se le colocaba una estatua.
La religión egipcia tiene una larga y rica historia, y una de sus dioses más populares es Bastet. Aunque se representa a menudo como una mujer con la cabeza de un gato, también se le representa como una gata entera. Bastet es la diosa de la protección, la maternidad y la fertilidad, y se le considera la encarnación de la feroz leonaess Hathor. En la religión egipcia, los gatos eran considerados símbolos de pura y protectores de los hogares, por lo que era natural que una de las diosas más populares de Egipto tuviera la forma de un gato.
Bastet era muy querida por el pueblo egipcio, y se le rendía culto en todo el país. Se le consideraba la protectora de los niños y se le pedía que los protegiera de enfermedades y peligros. También se le pedía que protegiera a las mujeres durante el embarazo y el parto, y se le consideraba una diosa de la fertilidad. Los egipcios solían ofrecerle a Bastet una amplia variedad de ofrendas, incluyendo gatos, leche, miel, frutas, flores y perfumes.
Aunque se representaba a menudo como una diosa protectora y benevolenta, Bastet también se podía mostrar como una diosa vengativa y cruel. Se cree que en una de sus formas más feroces, Bastet podía tomar la forma de una leona o una pantera, y se decía que era capaz de matar a hombres y animales con solo mirarlos. Sin embargo, también se le consideraba la encarnación de la leonaess Hathor, una de las diosas más amables y protectoras de Egipto, por lo que se cree que su forma feroz solo se mostraba cuando se sentía amenazada o enojada.
Aunque la religión egipcia ya no es practicada de manera tan activa como antes, Bastet sigue siendo una de las diosas más populares de Egipto, y se le representa a menudo en la literatura, el cine y la televisión. También es muy popular entre los egiptólogos e historiadores, y se le considera uno de los dioses más interesantes y complejos de la religión egipcia.
Cleopatra, la famosa reina egipcia, tuvo un gato que era muy querido por ella. A este gato se le daban todos los lujos y privilegios posibles, como comida de primera calidad, una cama cómoda y ropa de diseño. Según la ley egipcia, los gatos eran considerados dioses y, por lo tanto, se les trataba con el máximo respeto. Por esta razón, Cleopatra nombró a su gato como su dios. Aunque no se sabe con certeza cómo se llamaba este gato, se cree que su nombre era Mau. Mau era un nombre muy común para los gatos en aquella época. Mau era un gato muy inteligente y astuto, y se dice que ayudó a Cleopatra a ganar una batalla importante. Mau también aparece en una película animada de Disney llamada The Aristocats. En esta película, Mau es el líder de un grupo de gatos que viven en París y defienden a su amo de unos malvados gatos callejeros.