Los gatos no son mascotas que se caractericen por obedecer órdenes, a diferencia de los perros. Sin embargo, esto no significa que no se pueda lograr que un gato nos haga caso. A continuación, te damos algunos tips para que logres que tu gato te obedezca:
Siguiendo estos tips, es posible que logres que tu gato te haga caso y te obedezca. Es importante tener paciencia y ser consistente en nuestras órdenes y recompensas, para que el gato vaya entendiendo lo que le pedimos.
Aunque los gatos son considerados como animales independientes, a veces necesitan que les digamos que no hagan algo. Puede ser porque están haciendo algo que no deberían, como maullar a altas horas de la noche o saltar sobre la mesa, o puede ser porque están haciendo algo que es peligroso, como saltar de un lugar alto. Sea cual sea el motivo, hay algunas formas de decirle a un gato que no haga algo.
Lo primero que debes hacer es identificar el comportamiento que quieres que deje de hacer el gato. Esto es importante porque te ayudará a elegir el mejor método para manejar el problema. Por ejemplo, si el gato maulla mucho, puede que necesite más atención y cariño, así que tratar de ignorarlo no será muy efectivo.
Una vez que hayas identificado el comportamiento, puedes empezar a buscar formas de deshacerte de él. Si el gato está haciendo algo que no quieres que haga, como saltar sobre la mesa, puedes tratar de distraerlo con otra cosa. Por ejemplo, puedes poner un juguete en la mesa para que juegue con él. También puedes tratar de ignorarlo. Por ejemplo, si el gato maulla porque quiere que le prestes atención, puedes ignorarlo hasta que se calle.
En algunos casos, puede que tengas que castigar al gato. Por ejemplo, si el gato salta de un lugar alto y te da miedo que se lastime, puedes usar un chorro de agua para asustarlo. También puedes usar una bofetada en el trasero, pero sólo si estás seguro de que no le vas a hacer daño. Si castigas al gato, asegúrate de hacerlo de forma consistente. Si no lo haces, el gato puede aprender que el comportamiento sólo está mal cuando tú estás cerca.
En general, es mejor entrenar al gato para que no haga algo en lugar de castigarlo. Por ejemplo, si el gato salta sobre la mesa, puedes entrenarlo para que salté en un lugar que quieras que salté, como una caja o una silla. También puedes premiar al gato cuando haga algo que quieras que haga, como maullar menos. Por ejemplo, puedes darle una golosina o acariciarlo.
Un gato no es un perro y no obedece por instinto. Se trata de un animal independiente que, a diferencia del perro, no está socializado para vivir en manada. Es decir, el gato no siente la necesidad de agradar al líder de la manada (el humano) y, por lo tanto, no está predispuesto a obedecer órdenes. Sin embargo, esto no significa que el gato no pueda ser entrenado. De hecho, con el debido entrenamiento, el gato puede aprender a responder a órdenes básicas como “ven”, “siéntate” y “quédate”.
Entrenar a un gato requiere paciencia y constancia. Al igual que con los niños, el gato necesita tiempo para aprender y, a veces, puede ser un poco testarudo. Sin embargo, si se le enseña de forma correcta y se le premia por su buen comportamiento, el gato puede aprender a obedecer órdenes simples.
A continuación se detallan algunos pasos que pueden seguirse para entrenar a un gato:
Entrenar a un gato requiere paciencia y constancia, pero si se le enseña de forma correcta y se le premia por su buen comportamiento, el gato puede aprender a obedecer órdenes simples.
Si tu gato está haciendo algo que no quieres que haga, ¡es importante que actúes inmediatamente! De esta forma, podrás enseñarle a tu gato lo que está bien y lo que está mal, y evitar que se convierta en un hábito. A continuación te damos algunos consejos para corregir a tu gato.
1. Sé consistente
Si siempre reaccionas de la misma forma ante una determinada situación, tu gato lo entenderá mejor. Por ejemplo, si no quieres que tu gato se suba a la mesa, siempre que lo veas hacerlo, dale un pequeño toque en el lomo para que se baje. Si no reaccionas de la misma forma todos los días, tu gato se sentirá confundido y no sabrá qué es lo que quieres que haga.
2. Usa el lenguaje corporal
El lenguaje corporal es muy importante a la hora de comunicarse con tu gato. Si levantas la voz o le gritas, lo único que conseguirás es asustarlo y alejarlo de ti. En cambio, si le hablas en un tono tranquilo y firme, te hará caso mucho mejor. También es importante el contacto visual: si miras a tu gato a los ojos mientras le hablas, le estarás transmitiendo mucha seguridad y confianza.
3. Ofrécele alternativas
Si no quieres que tu gato se suba a la mesa, ofrécele un lugar más adecuado para que haga sus necesidades, como una alfombra o una caja de arena. Si no quieres que muerda los cables, ofrécele un juguete para que muerda. Si le das alternativas, tu gato se sentirá menos frustrado y será menos probable que haga cosas que no quieres que haga.
4. Sé paciente
Los gatos no son tan obedientes como los perros, así que no te frustres si al principio no hacen lo que les pides. Recuerda que son animales inteligentes y que, con un poco de paciencia y perseverancia, acabarán haciendo lo que quieres.
Los gatos son muy independientes y no necesitan de la misma atención que los perros, pero eso no quiere decir que no puedan ser entrenados. Para educar a un gato lo primero que debes hacer es crear un vínculo de confianza. Esto se logra acariciándolo a menudo, jugando con él y premiándolo cuando haga algo bien. Los gatos aprenden mejor cuando se les hace sentir seguros y confiados. Si el gato se siente inseguro o asustado, es probable que no responda bien al entrenamiento.
Al igual que con los perros, se debe ser consistente al momento de entrenar a un gato. Los gatos no son muy buenos en el reconocimiento de palabras, pero sí pueden aprender a asociar una acción con una recompensa. Por ejemplo, si quieres que tu gato haga sus necesidades en el arenero, debes colocarlo en el arenero cada vez que lo veas hacer sus necesidades fuera de él. Si lo haces de forma consistente, el gato aprenderá a asociar el arenero con hacer sus necesidades y terminará por usarlo.
Otro aspecto importante a tener en cuenta es el refuerzo positivo. Los gatos responden mejor a las recompensas que a los castigos, por lo que es importante premiarlos cuando hagan algo bien. Por ejemplo, si quieres que tu gato no se suba a la mesa, puedes recompensarlo cuando lo veas que está en el suelo. De esta forma, el gato aprenderá que es mejor estar en el suelo que en la mesa.
Los gatos son animales muy inteligentes y pueden aprender muchas cosas, pero es importante tener en cuenta que no son tan obedientes como los perros. Debes ser paciente y consistente al momento de entrenar a un gato, y sobre todo, debes hacerlo de forma que el gato se sienta seguro y confiado. Si sigues estos consejos, seguro que podrás educar a tu gato de forma exitosa.